Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor

A propósito del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor

De acuerdo a la UNESCO el 23 de abril fue designado desde 1995 como el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, fecha seleccionada en conmemoración al fallecimiento de Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. Sin duda una fecha de gran pertinencia y valor simbólico para rendir homenaje a personajes y obras que han sido esenciales para el progreso cultural de la humanidad. La lectura como manifestación artística, como búsqueda de conocimiento de otras culturas, de mundos reales e imaginarios, de ideales, sueños y aspiraciones. La lectura como elemento indispensable de nuestro avance como humanidad y los libros como testimonio permanente de la constante búsqueda de ese avance en distintas áreas.
Pero más allá de la conmemoración simbólica de un día tan importante también resulta importante conocer cuál es el estado que la práctica de la lectura tiene en un país como México, que se encuentra inserto en un mundo globalizado en el que la competencia por la información es cada vez más fuerte y en donde la brecha del conocimiento entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo es cada vez más amplia, a partir de las diferencias en cuestiones como el nivel educativo per cápita, la calidad de la formación educativa, el tipo de carreras que se estudian, las habilidades que se desarrollan y el acceso a tecnologías de la información para las cuales, la cultura de la lectura es necesaria, ya sea en formatos tradicionales como libros impresos o en formatos electrónicos asistidos por herramientas como las computadoras o las tabletas electrónicas..
Para tener una idea del panorama de la cultura de la lectura en México se dispone de la “Encuesta Nacional de Lectura 2012”, realizada por la Fundación para el fomento a la lectura, A.C., la cual presenta una radiografía sobre la cultura de la lectura existente en nuestro país. Un primer dato importante que se obtiene es que la población mayor de 12 años que lee libros es de 46.2%, cifra que contrasta con el 56,4% de 2006, lo que permitiría suponer – habría que analizar los posibles sesgos de la encuesta – que el hábito de la lectura no sólo no está creciendo sino que se encuentra en retroceso.
Asimismo, se tiene que del 46.2% de la población que declaró leer libros la división por géneros es la siguiente: 49.1% son mujeres y 42.8% son hombres, lo cual indica que las mujeres tienen una mayor afición a la lectura que los hombres. Un dato importante es que a mayor nivel educativo mayor es el porcentaje de personas lectoras, pues los encuestados con educación secundaria que declararon ser lectores fueron 40.8%, con nivel medio superior 52.2%, universitarios 72.1% y con posgrado 53.8%, lo cual indica que el mayor porcentaje de la población lectora se encuentra entre personas que cuentan con un nivel de escolaridad de universidad, lo cual habla de una relación causal entre nivel educativo y propensión a la lectura.

Entre las personas encuestadas 40% manifestó que no lee ningún libro, 22% que lee uno, 13% que lee dos, 10% que lee tres, 6% que lee cuatro y el 9% manifestó leer cinco o más libros. Tanto en el 2006 como en 2012 el promedio anual estimado de lectura ha sido de 2.94 libros por persona. Ahora bien ¿qué es lo que leemos las y los mexicanos? De las personas encuestadas el 18.7% manifestó leer periódicos, el 17.4% leer revistas, el 26.2% leer libros, en tanto, el 33.3% manifestó no tener preferencia específica. Por rangos de edad, se tiene que el 31% de las personas mayores de 56 años señalaron que leen más el periódico; la población que lee más revistas oscila entre los 18 y los 22 años, con 25.2%; en cuanto a la lectura de libros el 36.8% de la población entre los 12 y los 17 años mencionó leer libros.
En cuanto a la escolaridad el 32.9% de quienes cuentan con primaria señalaron no tener preferencia y 22.9% que leen libros; el 35% de las personas con nivel de secundaria señalaron no tener preferencia alguna y el 23% dijo leer libros; en cuanto a las personas con nivel medio superior el 33% indicó no tener preferencia y 26% dijo que lee libros. Entre las personas que cuentan con nivel educativo entre primaria y media superior se manifiesta una predominancia de quienes no tienen preferencias específicas de lectura, seguida de quienes manifiestan leer libros. Sin embargo, en el caso de personas con nivel universitario se rompe con el patrón señalado, pues la predominancia la adquiere la lectura de libros con 43.7%, cuestión que se refuerza aún más con quienes tienen nivel de posgrado alcanzando el 61.5%, es decir, son más específicos al señalar sus preferencias de lectura. En lo que se refiere a la cantidad de libros que existen en los hogares mexicanos se tiene que el 56.2% indica contar con entre 1 y 10 libros, 21.6% entre 11 y 20, 8.8% entre 21 y 30, 7.8% de 31 a 60, 2.8% de 61 a 100 y solamente el 2.7% de los hogares cuenta con más de 101 libros.
Las causas de la falta de una cultura prominente en torno a la lectura son variadas, se pueden encontrar en cuestiones como el nivel educativo de las madres y padres de familia, en las conocidas deficiencias del sistema educativo mexicano, en la ausencia de una adecuada socialización entre niñas y niños sobre las bondades de la lectura por parte de sus profesores, el alto costo que pueden llegar a tener los libros, poco impacto de políticas públicas creadas para atender el problema del bajo nivel de lectura en México, entre otras cuestiones. Resulta importante que más allá del diagnóstico Estado y sociedad civil tomemos cartas en el asunto, a fin de que México sea un país con mayores niveles de lectura per cápita, así como de más calidad en los contenidos de esa lectura, para ello la familia y la escuela se tornan como espacios fundamentales para el fomento de la lectura. Como bien lo dijo Rubén Darío “El libro es fuerza, es valor, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”.